“Me he enervado en ocasiones en las que en el curso de una discusión abstracta escucho a los hombres decirme “Usted piensa tal cosa porque usted es una mujer”; pero yo sabía que mi única defensa posible era responder “Yo pienso eso porque es verdad”, eliminando de esa manera mi subjetividad; no era cuestión de replicar “Y usted piensa lo contrario porque usted es un hombre”, ya que se sobreentiende que el hecho de ser hombre no es una singularidad; un hombre está en su derecho siendo hombre, es la mujer la que está en falta”
Simone De Beauvoir, El segundo sexo, 1948